Misión Sincera

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Todo estaba unido, era complejo, pero nadie se tomaba el tiempo para analizarlo, todo el mundo caminaba frente a él, estaba parado frente a todos, nadie lo volteó a ver. Comenzó a caminar hacia el centro del lugar, nadie lo notó, él sin mirar a nadie fijamente giró sobre su propio eje, levantó los brazos, con las palmas al cielo, las manos abiertas, la mirada perdida en la totalidad del cosmos; nadie lo veía, todos lo evitaban, lo rodeaban para no chocar con él; pero nadie sabía que ese hombre tenía una misión, una verdadera misión, una meta, una meta real; no como las que aquellas personas se planteaban: dinero, poder, salud, fama; la mete de aquel era sincera, era una meta compleja, sencilla para muchos, insignificante para ellos, nadie lo piensa como algo serio, la misión de ese hombre no es algo importante para los demás. Aquel hombre, intrascendente para todos, aquel que no es importante a la vista de los hombres, es el más importante…para él, él no tiene jefes, él no actúa ni dice para nadie. Él, aquel hombre, es feliz.

Noche II

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Te acercas lentamente,
me inundas con tu ser
tu oscuridad se apodera de mí,
de mi mente, cien luceros
me miran celosos;
no dejan de observar
mis movimientos, me siguen,
me acosan, tú, tú me sigues
sigilosa, a cada momento
en todo lugar, cínica:
te burlas: sonríes,
me deslumbras; tu oscuridad:
me tranquiliza, me calman
tus ojos fijos en mí
a cada paso, no los separas
de mí, de mi cuerpo, de mis pasos
de mis ojos, me miras fijo
a los ojos; no puedo esperar
estoy harto de ti, aunque te amo,
pero el día me alegra más:
me hace vivir, me obliga a vivir;
tú, en cambio, me dejas morir:
cerrar los ojos y soñar,
me dejas pensar en que haré,
mas no me dejas hacer.

Suéltame hoy, te veré mañana
cuando la luz muera,
cuando se valla y nos deje

solos…sólo tú y yo.

Noche

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Te vine a escribir,
porque mis ojos no cierran,
tus luceros no me dejan dormir:
no paran de hablar;
te vine a decir
que te quiero ver,
pues no puedo vivir
sin de ti saber;
te vengo a pedir
que te vayas ya,
pues creo morir
al ver tu oscuridad;
esa oscuridad que me rapta,
que me ordena, que me implora
que te venga a exigir
que te vayas,
que me dejes dormir,
pues ya es tarde, y yo aquí
sin poder hacer más,

que soñar sin dormir.