Tantas ganas de saltarte encima
y arrancarte la ropa,
o de pararme frente a ti
o tocarte la espalda
y hacerte voltear;
o ganas de gritarte a lo lejos.
Ganas de decir que te amo
o que te adoro y te quiero,
o de decir que me encantas
o que me gustas, que me atraes
o que te he visto alguna vez.
Y pedir que seas la mujer de mi vida,
o que vivas conmigo,
o ganas de pedir tu amor
o tan sólo una noche de pasión,
robarte un beso o tocar tu mano.
Tantas ganas de que me ames
o me quieras, de gustarte un poco,
de que me uses y me botes
o de que sepas que existo,
ganas de que hoy me veas.
Tanto miedo de morir
esperándote en las noches,
de sufrir toda una tarde
de llorar por la mañana;
miedo de que me olvides,
miedo de tu indiferencia
a esto que siento y no siento.
A esto que he dicho,
que ahora conoces
y que yo guardo en el fondo,
y no digo, y no callo.