Aún no despertaba y pedía que no fuese un sueño,
no podría con la pesadez de una noticia así
abrir los ojos, buscarte y no encontrarte;
pero no fue así, mis ojos vieron la luz
que golpeaba suavemente mi cama,
el Sol se había logrado escapar por la ventana.


Un pie, después el otro, el frío del suelo
llegaba hasta la punta de mi nariz,
se me complicaba respirar
mientras caminaba a tu encuentro;
una puerta abierta me separaba de ti,
dos pasos más y sabría si había soñado.


¡Impresión! Estabas ahí, sentada en la cama,
leyendo, como siempre, leyendo.
Notaste inmediatamente mi presencia
quizás escuchaste mi palpitar o respiración,
me invité junto a ti, sabía que me querías ahí,
un beso tierno, un te amo
y lo demás…lo que tenía que ser.


Me despojaste de mascaras,
invadiste totalmente mi territorio
lo permití, yo te quería ahí,
entre intercambios de espíritus,
penetré en tu alma, sé que me sentiste,
un apenas audible quejido
me dijo que estaba donde tenía que estar.


Un beso pasional, un te amo
y lo demás…lo que tenía que ser.

Tres de Octubre

Author: El Sexy / Etiquetas: , ,

No sabía qué esperar,
no imaginaba tu reacción,
en realidad, no sabía
cómo sería estar frente a ti.


Pero llegó el momento
que estuvimos esperando;
entré lentamente al lugar,
todos se movían tan rápido
con prisa, corriendo,
yendo y viniendo
de un lado a otro, sin parar.


Te busqué entre la gente,
todo tan rápido
todos sin verme,
corriendo indiferentes;
entonces, todo desapareció,
el escándalo se evaporo,
sólo escuchaba mis pasos
hacia a ti, muy despacio
el eco de mis pisadas
perforaba mis oídos,
el correr de mi sangre
laceraba mis venas.


Mirabas a todos lados
esperando a que llegara,
buscándome entre la gente
sonriéndole al aire,
sin saber que entre todos
ya te había visto.


Tu mirada se cruzó con la mía
y explotaste por dentro,
la sonrisa en tu rostro
se reflejaba en mí,
y sonreí, floté y volé hasta ti;
tu mirada me dijo
que me esperabas, que era yo,
nuestras almas se besaron
al contacto de los labios,
mi corazón se detuvo
por un instante
pero el tuyo lo despertó
pues a cada latido
intentaba salir de tu pecho
y perforar mi piel;
fue ahí que lo supe,
eres tú la indicada.


Una mirada, una sonrisa
un abrazo y un beso
fueron suficientes para saber
que somos uno,
que somos uno tú y yo.