Esperé, de verdad que lo hice,
esperé y no te vi llegar,
esperé y no te volví a ver.
No te preocupes, déjame aquí
estoy acostumbrado a esperar,
soy un gran paciente; eso fui.
Te prometo que esperé
vi el Sol marcharse,
vi la Luna llegar y otra vez.
Los días, las noches iban, venían,
y yo seguía aquí, donde me quedé
a esperarte en vigilia.
Qué iba a saber que no volverías,
qué iba yo a saber, si prometiste
no abandonarme; que regresarías.
Sigo viendo al horizonte
esperando tu regreso
de entre ríos, valles, montes.
Y no me fui, lo prometí.
Prometí esperarte hasta el final
y no moverme sin ti.
Mas siguen pasando los días,
los soles, las lunas, la gente,
todos se van y tú no regresas.
Hoy me voy, pero no sin ti;
te llevo conmigo, aquí dentro
te llevo. Así lo prometí.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
La gran virtud de esperar, pero a veces se espera demasiado y se termina haciendo lo que hiciste, tomar lo mejor e irse.
Saludos
No sabes hasta que punto se puede esperar a alguien hasta que te das cuanta de que jamás regresara. Es entonces cuando decides continuar (si no es demasiado tarde) y notas todo lo que hay a tu alrededor.
Publicar un comentario