Te vine a escribir,
porque mis ojos no cierran,
tus luceros no me dejan dormir:
no paran de hablar;
te vine a decir
que te quiero ver,
pues no puedo vivir
sin de ti saber;
te vengo a pedir
que te vayas ya,
pues creo morir
al ver tu oscuridad;
esa oscuridad que me rapta,
que me ordena, que me implora
que te venga a exigir
que te vayas,
que me dejes dormir,
pues ya es tarde, y yo aquí
sin poder hacer más,
que soñar sin dormir.
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